martes, 16 de julio de 2013

La castaña, por Fari Rosario


La tierra es azul como una naranja
Paul Eluard



http://imendez.blogspot.com/2012_02_01_archive.html


Camino con un cigarrillo en las solapas de mi conciencia
Voy por las calles nubladas de humo y miserias humanas  
Camino con el peso de los días y con plomo en mis manos estériles
Me detendré en la esquina de “los productos nostálgicos”
Y te compraré una hermosa castaña amarilla.

Con ella pretendo profanar el rito de la cotidianidad, afilar los cuchillos
recuperar la saliva, el movimiento y los susurros que se perdieron en la planicie
de los folios, de la tinta y los recortes de periódicos con sus palabras muertas.
He encontrado las huellas y la memoria de mi castaña
Ella me habla como lo hacen las blancas piedras del río Yaque del Norte
Quizá pretendo almidonar los sueños y que no mueran de hambre
               los hijos de nuestra larga vigilia en el valle septentrional.  
La vigilia se teje como telaraña en el rincón de los días.
Mi castaña es redonda como la duda, como el pozo de tus ojos
que me orienta y me sorprende en las noches largas de octubre.

Definitivamente le haré un museo y la bautizaré con un verso de Vallejo
No la herviré aunque vengan cien días de guerras y penurias
La exhibiré en mi sala cual si fuese un amuleto marino porque
         tu castaña me ha revelado el círculo del placer,
        los límites fronterizos de mi alma verde, de mi descenso dibujado, marcado
  almidonado de deseos
            Tu castaña es la huella
 Me conduce en silencio a la tierra

             donde duerme mi terrible bestia erótica.  
©Fari Rosario

¡Luz, cámara y reseña! Por Fari Rosario

¡Luz, cámara y reseña!
Por Fari Rosario

¡Luz, cámara y reseña! Hablemos de reseña… Alguien dijo hágase la reseña y comenzaron a nacer las palabras, los pensamientos y las intuiciones, nacían y de repente caían como flores de amapola. Y pensar y sentir que un oscuro poeta del Cibao le escribió una bella canción a la negra Pola. Ay, la negra Pola! Será porque la palabra es oscura y espesa como la noche y así engendra limbos, demonios, demiurgos y legiones de sirenas que mantienen en vilo a las ciudades y a los hombres que las habitan.
La re-seña es volver a la señal, a la huella, a la indicación primorosa, al escenario que es motivo de asombro y admiración. Es como volver a mirar el dorso de la mano, ver que el reloj marca las cinco de la tarde, en cualquier momento entrará el profesor, trajeado y planchado, a lo mejor con una flor en las solapas de su frac. Sí, entrará y se anunciará con su voz de pedagogo y su filing de actor. Lo cual no es piedra de escándalo sino chispa, fuego de miradas y empatías verbales, pues como ustedes saben así son los profesores modernos.
Pues bien, el reloj se desangra en el aula 214 y mis compañeros comienzan a fustigar la memoria de Vossler. A lo mejor dirá, el pobre, en su limbo espiritual, ¡pero qué dicharacheros son estos muchachos y qué mal tratan mi doctrina!
Hilsdorf, Vossler

Así es como toman la palabra varios sibaristas con aire de pedagogos y exégetas de la ciencia: Ángela Caba, Marcial (a veces con voz suave y en otras con tono marcial), Haideé, Fari, entre otros. Todos comentan y desmenuzan el pan de Vossler, o sea, su visión del lenguaje como energía, como actividad creadora con carácter espiritual y no como producto. Todos se mueven, jadean, replican, refutan, se quejan.
De repente aparece una nube, no es una amenaza de lágrimas sino de catarsis colectiva, extendida y hasta flexiva. Alguien se queja de que no ha visto a Chaplin, mejor dicho de que en todo su rodaje y actuación no le han permitido saborear el suculento plato y las delicias de Saussure y de Chomsky. Se suman otras voces con el mismo sentir, dicen: se está acabando la película y no hemos ido a la fuente, no hemos leído a los dos maestros del pensar, del filosofar y el lenguetear. Las horas pasan como pasan las escenas sigilosas de un solo plano en el interior de una vieja casa. Cae la noche, descienden las voces y el escenario está más calmado. ¡Al menos eso pensamos!

Ferdinand de Saussure
De nuevo aparece el profesor, trae un texto en la mano, una sonrisa en los labios, y casi en secreto nos invita a entrar en los espacios y el laberinto de la lógica para cortarle la cabeza a un monstruo y demostrar así que el laberinto y el monstruo son equivalentes, tautológicos, lo que hace la diferencia es la forma o el modo de acercarse…… Como imaginarán estamos viviendo otra escena de la misma película pero ahora la cosa es más intensa, agobiante, crea incertidumbres infinitas.


Un silogismo. Cuatros escenas que parecen un negro escarabajo; nos han dado unos minutos para ensayar, sí, y luego una sola masa a los pies de cuatro textos y muchos sujetos pensando, murmurando, rascándose el casco, calculando cifras con lápiz –a  veces con calculadoras– cantando y al mismo tiempo maldiciendo la complejidad topografía de la ineludible modernidad lingüística.  

Al final, todos corren al encuentro del monstruo, todos quieren abrazarlo y besarlo, simplemente quieren comprender la película y el lenguaje que une a todos los actores del mundo más allá de silogismos, de los teoremas conceptuales y del misterio de las palabras. Silencio. 
©Fari Rosario

lunes, 15 de julio de 2013

Presentación de la novela EL MISTERIO DE LA CORBATA VERDE de Manuel Salvador Gautier, por Fari Rosario

Presentación de la novela
EL MISTERIO DE LA CORBATA VERDE de Manuel Salvador Gautier
Por Fari Rosario


Hubo un tiempo en que el hombre andaba desnudo, peludo y andrajoso. El hombre luchaba cuerpo a cuerpo con los monstruos de la necesidad y las leyes implacables de la sobrevivencia. Esa lucha se remonta a la génesis misma de la palabra, a la extensión y el eco retumbante de los gritos guturales del hombre en medio de las cavernas, cuando la desolación nublaba sus ojos y el trueno escindía su sombra; ese hombre quizá solo buscaba erguirse sobre sus pies y expresar su soledad, sus miedos nocturnos a la intemperie. Para entonces el hombre no usaba corbata, ni chequera, ni pistola, ni conexiones inalámbricas ni androides sofisticados como los que conocemos hoy, pero el hombre ya sabía, por mero instinto animal, que tan solo sobrevive el más fuerte, el más temido, el poderoso.
Con el paso del tiempo, el hombre se dio cuenta de que precisaba de estrategias y mecanismos severos para preservar su territorio, su parcela, sus caballos y sus tesoros; hizo otro tanto para cuidarse del fisco y sus imposiciones inclementes, y es así como surgen la milicia, la policía, los guardianes, los escuadrones, los detectives y los mafiosos.
El misterio de la corbata verde, la novela que hoy presentamos de Manuel Salvador Gautier nos pone en contacto con el telar variopinto que conforma la modernidad con sus realidades perversas e sus iniquidades: el secuestro, el simulacro, el engaño, las agencias y lar argucias de la inteligencia y el asesinato por encargo. Todo se vale y tiene valor en la variopinta sociedad moderna.
Con esta novela, Gautier amplía su repertorio de novelas publicadas que comenzó con la publicación de Tiempos para héroes, una tetralogía dio a conocer en 1993, y reconfirma su talento innato para fabular, para tejer historias auténticas y su poder para transformar la realidad a través de la ficción y la imaginación.
El argumento de esta historia, con atmósfera policía y detectivesca, se resume en pocas líneas: narra la historia de un viaje de negocios de un hombre entrado en edad, Ernesto Ulrich, que no oculta su hazaña de haber servido y defendido los intereses de Trujillo. Él era un coleccionista empedernido de corbatas italianas. Mientras caminaba por una de las calles de Nueva York vio una corbata verde que le llamó mucho la atención, volvió por ella días después pero ya no estaba. Al ver a un hombre que lleva una corbata verde puesta, decide seguirlo pues entiende que esta es la persona que se le adelantó en la compra. A partir de este hecho se revela una inesperada trama de una banda de terroristas que busca secuestrarlo para robarle un millón de dólares y al mismo tiempo que buscan, desesperadamente, una clave para apropiarse de los millones de dólares acumulados por Rafael Leónidas Trujillo en un banco de Suiza.
Lo primero que llama la atención de esta novela es su carácter intrigante, su carácter policial y desafiante. Quien conozca la producción novelística de Gautier sabrá que sus historias están inspiradas en hechos históricos, en pasajes nacionales y patrióticos, en luchas espirituales e intuiciones poéticas. Esta novela por tanto es una visible ruptura; la novela como tal no solo nos revela dimensión nueva de los acontecimientos en el mundo sino del autor, Doi Gautier.
La novela está montada con la descripción de dos objetos fetiches, como los llaman los estudiosos de la novela. El primero es la corbata, sobre la que nos dice el personaje narrador: “No me imaginaba poniéndomela. Solo quería poseerla, como el coleccionista que soy. Tener a mi disposición un objeto hermoso, que representaba la culminación de toda una tradición de diseño italiano en el área de ropa masculina”. El otro objeto, el segundo, es la descripción de un paño a colores, con una letra en idioma akateka que hace referencia a cuatro animales.
El ángel guardián del coleccionista parece ser su sobrino Gus, experto en jiu jitzu; mientras que el malo de la película es el supuesto Manuel Madorro y sus secuaces, lobos entrenados para devorar corderos.
La novela está socavada por una polaridad ideológica de un visible maniqueísmo, por la propensión y la justificación del signo metafísico de occidente (tal como lo denomina Henry Meshonnic), o sea, por el visible enfrentamiento entre el bien y el mal; entre la virtud y el vicio, entre los hijos de las tinieblas y la Luz.
La novela está narrada en primera persona; los recursos técnicos son simples, horizontales y con  personajes planos, pues lo que predomina es la hegemonía de la intriga y también el suministro y relativo dominio de la información. En ese sentido la novela contiene, a mi modo de ver, varios hallazgos. Expliquemos y maticemos:
1.      Estamos ante una historia de engaños, simulacros, de mercenarios y armadas inexistentes.
2.    La trama es original, auténtica, tejida de un modo azaroso e incidental, a golpes de sudor e imaginación se nos muestra la bandera de la causa noble frente al atropello y las perversidades de los malandrines.
3.    La intriga  que se mantiene hasta el final de la novela, se construye por ampliación topográfica y sucesión de datos. Aunque claro, el dato escondido aquí es la dimensión profunda del paño con los cuatro animales que describí anteriormente.
4.    Y finalmente, hay que destacar el vínculo o los vasos comunicantes entre Gautier y Junot Díaz. Pues los dos se dejan seducir por la realidad virtual, los juegos virtuales y los héroes de pantalla. Pero aún más: hay un hallazgo notorio y que hay que subrayar: el novelista trastoca la realidad virtual y la confunde la explicación de la lógica fría y vulgar que gobierna los hechos del mundo. En este sentido, nos dice el narrador: “Me había descuidado, no le di mantenimiento al dispositivo y el sistema no funcionó. Había calculado que sería como en las películas de James Bond, el Agente 007, con sus aparatos curiosos que funcionan automáticamente y le resuelven de una vez los problemas al agente”.
Estos hallazgos sostienen y fundamentan la narración de esta novela, aunque a veces se sienta brusquedad en el  salto de una escena a otra. 
La novela policial como género está dominada por la intriga y las pesquisas. En nuestro país, de hecho, son pocos, muy pocos, los escritores que han cultivado este género que es un desafío a la inteligencia y al modo de percibir de los sentidos. Nunca olvido la pasión que sentía Onetti por las novelas policiales al igual que Borges.  
El misterio de la corbata verde es una de las pocas novelas pertenecientes a dicho género donde el centro de la pesquisa no lo constituye la secreta topografía de un asesinato, sino que aquí el núcleo viene dado por el poder mismo que tiene la información y el lenguaje humano.
En definitiva, amigos y amigas, El misterio de la corbata verde es una metáfora alusiva a una realidad fría y macabra que pervive y convive con nosotros: me refiero al salto generacional, al  advenimiento y el predominio de realidades virtuales de hoy en día pero sobre todo nos muestra la atmósfera espiritual de una época, de unos hombres que ambicionan el dinero y el poder político.
 El foco temático de esta novela de Gautier no solo nos abre a una dimensión nueva de su producción sino que nos invita, en silencio, a una lectura que supone el acercamiento a una ineludible y terrible experiencia que vive Latinoamérica: el secuestro y la violencia sin escalas. Este es un tema vigente, actual, digno de análisis y meditaciones.
El novelista ha armado su universo ficcional y nos invita a mirar y a tocar, pues esa realidad vive con nosotros, como la vestimenta que tenemos guardada en nuestro closet para el día de la dicha o para el día de la inesperada desgracia.


¡Muchas gracias y buenas noches!