sábado, 10 de octubre de 2009

EL PINTOR Y LOS PÁJAROS


José Hermitanho Lugo Bulted
Eternamente Van Gogh
Cuento cuarenta y ocho
EL PINTOR Y LOS PÁJAROS

El hombre caminaba en torno al gran puerto. Caminaba con el cosquilleo, (y uno que otros pájaros desconocidos) tras su oreja. Su única oreja, es justo decirlo, puesto que la otra se la había cortado por el rechazo y el desamor de una extraviada mujer. Se la había arrancado de raíz; con la singular justificación de que por esa oreja fue por donde escuchó, por vez primera, la voz de la mujer. Pero mojemos el pincel, y volvamos al puerto. (Los pájaros aleteaban y graznaban estridentemente en el tímpano de su única oreja. Nuestro pintor hubiera dicho que tal situación era insoportable, pero eso solo puede decirse con un pincel, no con una pluma estilográfica). Nuestro hombre, el pintor, se detuvo y contempló el vaivén de las olas por abrazar los arrecifes. Contempló, durante buen rato, las leves piruetas de un Alcatraz que, en su certero DESCENSO, se zambullía en el agua tratando de pescar un pez.
De repente, el pintor descendió la rampa, se metió al agua, hasta las rodillas, con el objetivo de ver mejor el espectáculo del pájaro marino. Allí se quedó buen rato, observando que el Alcatraz no subía a la superficie desde su último descenso.
Al no subir a la superficie, el pintor pensó que el pez quizá era más grande y astuto, y que para su sorpresa, el cazado fue el alcatraz.
El pintor ascendió la rampa y siguió caminando en torno al puerto. (El Alcatraz había mermado el paloteo de los pájaros en su pobre oído). Se fue a casa con el deseo y la idea de pintar el zambullimiento del pájaro en el mar. El pintor tiene unos veinte y dos años tratando de pintar esa impresión. A veces siente temor y tristeza al pensar que, a lo mejor, lo sorprenderá la muerte sin haber podido pintar el DESCENSO del Alcatraz en el agua.  
farirosario9@hotmail.com

1 comentario:

  1. El fenecido ilustre Padre Mateo Andrés escribió en uno de sus libros "sólo un poeta puede leer a otro poeta". Muchas veces el aura de los sentidos no brilla con lucidez y deja atrás el ímpetu de apreciación tanto defendido por ciertos filósofos anteriores. No se trata de interpretar, sino de vivenciar lo que se lee.

    Felicidades!!

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